dissabte, 6 d’agost del 2016

RIO 2016



La cerimònia d'obertura dels JJOO de RIO 2016 esdevé una autèntica ‪#‎larevolucioverda‬ amb un preciós homenatge a la natura i una profunda reflexió sobre els efectes del canvi climàtic.






Un fragment de la cerimònia es va desenvolupar sota els versos del punyent poema de Carlos Drummond de Andrade...


LA FLOR Y LA NAUSEA

Atado a mi clase y a algunas ropas, voy de blanco por la calle cenicienta.
Melancolías, mercancías, me acechan.
¿Debo seguir hasta el asco?
¿Puedo, sin armas, revelarme?
Ojos sucios en el reloj de la torre:
No, el tiempo de la justicia no llegó.
El tiempo es aún de heces, malos poemas, alucinaciones y espera.
El tiempo pobre, el poeta pobre
se funden en un mismo punto muerto.
En vano me intento explicar, los muros son sordos.
Sobre la piel de las palabras hay cifras y códigos.
El sol consuela a los enfermos y no los renueva.
Las cosas. Qué tristes son las cosas, consideradas sin énfasis.
Vomitar ese tedio sobre la ciudad.
Cuarenta años y ningún problema
resuelto, siquiera apuntalado.
Ninguna carta escrita o recibida.
Todos los hombres vuelven a casa.
Son menos libres pero llevan periódicos
y deletrean el mundo, sabiendo que lo pierden.
Crímenes de la tierra ¿cómo perdonarlos?
Tomé parte en muchos, oculté otros.
Encontré bellos algunos, fueron publicados.
Crímenes dóciles, que ayudan a vivir.
Ración diaria de error, distribuida en casa.
Los feroces panaderos del mal.
Los feroces lecheros del mal.
Prender fuego a todo, incluso a mí.
Al niño de 1918 lo llamaban anarquista.
Y, sin embargo, mi odio es lo mejor de mí.
Con él me salvo
y doy a pocos una mínima esperanza.
Una flor nació en la calle.
Pasen de largo, trenes, camiones, río de acero del tráfico.
Una flor que macilenta
elude a la policía, rompe el asfalto.
Completo silencio, paren los negocios,
les juro que una flor nació.
Su color no se percibe.
Sus pétalos no se abren.
Su nombre no está en los libros.
Es fea. Pero es realmente una flor.
Me siento en el piso de la capital del país a las cinco horas de la tarde
y lentamente paso la mano por esa forma insegura.
Del lado de las montañas, volutas de nubes macizas.
Pequeños puntos blancos se mueven en el mar, gallinas en pánico.
Es fea. Pero es una flor. Perforó el asfalto, el tedio, el asco y el odio.

Carlos Drummond de Andrade








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